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Mollema: «Sabía que la bajada era perfecta, por eso la entrené tres veces»

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Bauke Mollema levanta los dos pulgares en el podio del Boulevard, acompañado por Juanma Garate. El ganador de la Clásica estaba exultante. / KARLIS

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Bauke Mollema paseaba su txapela con orgullo por las inmediaciones del Boulevard. Después de rozar la victoria en los últimos años -es la quinta vez consecutiva que concluye entre los primeros- el ciclista de Trek por fin pudo alzar los brazos al cruzar la línea de meta después de echar el resto en una gran bajada de Igeldo, táctica sobre la que sustentó su triunfo. El protagonista reconoció ante los periodistas que «la bajada era perfecta, ya la había reconocido en tres ocasiones desde el jueves y sabía que tenía que esperar mi oportunidad».

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Mollema no asomó en la subida a Murgil, rampa que terminó por romper el pelotón y seleccionar al grupo del que iba a salir el vencedor de la Clásica. Adam Yates y Purito Rodríguez cogieron el mando pero ninguno de los dos comenzó el descenso al frente de la carrera, sino que fue el holandés el que irrumpió con su despegue cuesta abajo dejando atrás a un cuarteto formado por Valverde, Gallopin y los mencionados Yates y Purito. «Es cierto que Adam tiró en mitad de la ascensión y en ese momento yo no me encontraba entre los primeros porque el ritmo que se llevaba era bastante alto. Pero me sentía con buenas piernas, me encontraba bien. Me di cuenta de que podía hacer algo cuando me encontré con Valverde. Una vez delante, mi único pensamiento estaba en hacer la bajada a tope», explicó.

Después del bajón experimentado en las últimas etapas del Tour, Mollema tenía una espina clavada, y qué mejor sitio para quitársela que una Clásica de San Sebastián que le encanta: «Esta es una prueba que me gusta mucho, una de mis clásicas favoritas. Adoro el País Vasco y las rampas largas que hay aquí. Llegaba en muy buena forma y con sensaciones positivas en las piernas».

El jefe de filas de Trek, además, recordó las diferencias que existen entre una carrera de tres semanas como el Tour o una prueba de un día como la Clásica. «Son situaciones diferentes que tienes que manejar. Al final estas pruebas te permiten ser más explosivo, no tienes que guardarte nada para el próximo día como sucede en una gran carrera».

Tampoco tendrá mucho tiempo para celebrarlo ya que hoy mismo parte hacía Río de Janeiro con el objetivo de realizar un digno papel. «Esta victoria es la mejor noticia que me puedo llevar al viaje a Río. El recorrido de allí ya lo tengo analizado y he de decir que me gusta mucho. ¿Qué haré al volver? Lo primero, por supuesto, será descansar y luego me iré a Canadá para participar en el Tour de Alberta que se celebra durante la primera semana de septiembre».

Zubeldia, muy satisfecho

Haimar Zubeldia estaba satisfecho tras ser el primer ciclista vasco en llegar a meta, ocupando la decimoctava posición. El usurbildarra, acompañado por sus dos hijas, explicaba sus sensaciones personales en los aledaños del podio: «La última subida me viene mal porque es muy agresiva pero gracias al empuje del público hemos podido estar adelante. Creo que con este cambio en el recorrido se ha ganado un poco. En general ha sido una Clásica dura, como siempre, y bonita. El ritmo se ha endurecido en la segunda ascensión a Jaizkibel y a partir de ahí hemos trabajado para llegar en los puestos cabeceros a Igeldo».

Su satisfacción era doble por la victoria de su compañero de equipo y amigo. «Estoy muy contento por el triunfo de Bauke, además ha podido disfrutar en los últimos kilómetros como le hemos animado nosotros y el director Josu Larrazabal. Considero que he ha hecho justicia porque acabó el Tour con un sabor agridulce».

Zubeldia también hizo hincapié en la preparación de la bajada. «Ya sabíamos que iba a ser decisiva y por eso la recorrimos hasta en tres ocasiones desde que llegamos a Donostia el viernes».